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Orgullo: Leer para comprender

Fachada del bar Stonewall

Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+


A finales de la década del 60, la vulneración y represión de derechos eran habituales en varios lugares del mundo. En este contexto, hace exactamente 56 años, se dio el primer paso hacia una lucha en favor del orgullo de ser uno mismo.


El 28 de junio de 1969, un bar de Nueva York fue escenario de esta violencia ejercida por el sector policial. Las principales víctimas fueron mujeres trans, trabajadoras sexuales y personas afroamericanas.


El resultado: una fuerte reacción en forma de protesta que se extendió durante varios días. Aunque no significó la solución inmediata al problema, marcó un punto de partida; tanto así que, al año siguiente, las protestas tomaron forma y organización, y hoy celebramos los avances logrados, mientras las manifestaciones continúan impulsando nuevas conquistas.


Lectura recomendada


«Puntos de encuentro» de Sofía Remedi Avelino, explora con sensibilidad temas como el amor, la identidad, los vínculos y los cambios que atravesamos a lo largo de la vida. Una lectura que invita a reflexionar sobre quiénes somos y cómo nos transformamos.



LGBTIQ+: El sentido de cada letra


Como parte de esta celebración y manifestación, desde Ediciones del Garaje queremos difundir información e invitar a la lectura y el diálogo. Si bien definir puede implicar cierta limitación, creemos que es una herramienta necesaria para comunicarnos mejor.


La «L» refiere a «lesbianas», término que proviene del gentilicio de la isla griega de Lesbos, lugar de nacimiento de la poeta Safo. En sus poemas, Safo exploró los sentimientos entre mujeres, lo que dio origen a la connotación actual: atracción romántica y/o sexual entre mujeres.


La «G» significa «gay», hombres que sienten atracción afectiva y/o sexual hacia otros hombres. El término «gay» proviene del francés «gai», que significa «alegre» o «vistoso», y comenzó a utilizarse con su sentido actual en el siglo XX.


La «B» corresponde a «bisexuales», personas que sienten atracción por más de un género, aunque no necesariamente con la misma intensidad o forma. El término proviene originalmente de la botánica, donde se usaba para describir organismos con características reproductivas de ambos sexos.


La «T» hace referencia a personas transexuales, es decir, aquellas cuya identidad de género no coincide con el sexo asignado al nacer. Algunas optan por alinear su cuerpo con su identidad.


La «I» representa a las personas intersex, nacidas con características físicas (genéticas, hormonales o anatómicas) que no se ajustan a las definiciones típicas de masculino o femenino. Aunque algunos aún usan el término «hermafrodita», este uso se considera inapropiado, ya que describe una condición biológicamente imposible en humanos: tener ambos sistemas reproductivos completamente funcionales.


La «Q» corresponde a «queer», una palabra que originalmente tenía connotaciones negativas, pero que ha sido resignificada por muchas personas del colectivo para expresar una identidad de género u orientación sexual que escapa a las normas tradicionales.


El signo «+» simboliza otras identidades y orientaciones que no están representadas en las letras anteriores, como forma de reconocer una diversidad amplia y en constante evolución.


Artículo: El orgullo de decir «yo»


Tener una percepción distinta de uno mismo no es algo negativo. Al contrario, resulta difícil mantener una imagen inmutable del «yo». La identidad personal atraviesa distintas etapas: lo que pensamos y sentimos en la niñez, la juventud o la adultez rara vez permanecen igual. Tal vez la esencia se mantenga, pero el modo en que nos comprendemos cambia y evoluciona.


Aceptar esos cambios no siempre es fácil. La visión que tenemos hoy de nosotros mismos quizás hubiera sido impensada para nuestro yo niño y, sin embargo, es un reflejo de lo que somos ahora. La evolución personal forma parte de la experiencia humana, y sentirse bien con uno mismo debería estar en sintonía con la etapa de la vida que se transita.


Normalmente, la reacción del entorno al compartir nuestros cambios o diferencias nos asusta. Sin embargo, es en esos momentos donde se vuelve visible quiénes están dispuestos a acompañar el cambio, a reconocer que sucede en todos: es un factor común en toda la humanidad.


Celebrar el orgullo también es celebrar el derecho a cambiar, a construir la identidad propia sin miedo, sabiendo que el mañana nos encontrará con nuevas preguntas, nuevas respuestas y, ojalá, con la libertad de seguir cambiando.


Diego S. Correa


Seguimos aprendiendo


La conversación es una herramienta poderosa para construir. Si algo de lo que leíste te hizo pensar, cuestionar o querer sumar otra mirada, te invitamos a ser parte del diálogo. La casilla de comentarios siempre está abierta.



Ediciones del Garaje

 
 
 

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