Día de Fibonacci
- Ediciones del Garaje
- 23 nov
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Hoy, 23 de noviembre, se conmemora el Día de Fibonacci, un matemático italiano nacido en el siglo XII y reconocido por introducir en Europa los números que utilizamos hoy, en sustitución de los números romanos, así como por encontrar una sucesión numérica particular, conocida como "serie de Fibonacci".
Artículo: El lenguaje de la naturaleza
¿Qué tienen en común los pétalos de una flor, una galaxia, el Partenón y una caracola?
Todas siguen un patrón numérico conocido como el “código secreto de la naturaleza", un esquema que aparece una y otra vez en las estructuras naturales y en los procesos de crecimiento de distintos seres vivos.
Esta serie de números fue descubierta y redescubierta a lo largo de la historia, pero su popularización se la debemos a Leonardo de Pisa, más conocido como Fibonacci, quien la incluyó en 1202 en su libro Liber Abaci (“Libro del cálculo”) para explicar un caso hipotético de reproducción de conejos.
En esa época, la serie pasó casi inadvertida y recién en el siglo XIX adquirió notoriedad y recibió el nombre con el que hoy la conocemos: serie de Fibonacci.
La regla es simple: comenzando en 0 y 1, cada número es la suma de los dos anteriores (0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34…).
En las flores, los pétalos suelen distribuirse en espiral y, curiosamente, el número total coincide con valores de esta serie.
Una margarita puede tener 13, 21 o 34 pétalos; los lirios suelen presentar 3; y un girasol, con dos hileras de pétalos, puede llegar a 21, 34, 55, 89 o 144 en la primera hilera, combinados con 34, 55, 89, 144 o 233 en la segunda hilera.
Esto lleva a una pregunta inevitable: ¿qué significa la presencia de este patrón en tantos elementos naturales y en épocas tan distintas de la humanidad? ¿Es un “código matemático” utilizado por una divinidad?
Muchos lo interpretaron así. Los egipcios emplearon un número estrechamente vinculado a la serie, el número áureo, para el diseño de las pirámides; los griegos lo utilizaron en el Partenón; y, durante el Renacimiento, se lo consideró un parámetro de belleza y armonía y una forma de descifrar el lenguaje con el que Dios ordenó el universo.
Sin embargo, aunque aparece repetidamente en estructuras naturales y patrones de crecimiento, no rige universalmente la naturaleza, ni siquiera en estos dos aspectos.
Hoy su uso es habitual en música, fotografía, diseño y cine, como una guía para lograr composiciones agradables al sentido humano. Desde la ciencia, se entiende como un patrón biológicamente eficiente: por ejemplo, muchas plantas disponen sus hojas en ángulos que maximizan el aprovechamiento de la luz y el espacio, lo que explica por qué un trébol de cuatro hojas es una rareza.
Una curiosidad, un mensaje de Dios, un dato para una juntada o un spoiler del "me quiere, no me quiere": hoy, en el Día de Fibonacci, elegimos recordar lo increíble que es el mundo y como aquello que uno deja escrito puede significar más de lo que imagina.
Diego S. Correa
¿Conocías esta serie numérica?
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