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Declaratoria de la Independencia / Noche de la Nostalgia

Independencia_Nostalgia

Este lunes 25 de agosto se conmemora la Declaratoria de la Independencia, proclamada en 1825 por la Sala de Representantes de la Provincia Oriental, donde cada pueblo tuvo un representante convocado bajo las instrucciones de Juan Antonio Lavalleja, posteriormente proclamado gobernador y capitán general de la Provincia Oriental.

 

El proceso culminaría con la creación del Estado Oriental del Uruguay, a través de la «Convención Preliminar de Paz» de 1828 y la Jura de la Constitución en 1830. 


Ciento cincuenta años después, en el marco de estas celebraciones, una discoteca local decidió aprovechar el feriado del 25 de agosto y organizar, la noche anterior, una fiesta temática con música del pasado. Aquella iniciativa derivó en lo que hoy conocemos como la Noche de la Nostalgia, celebración que fue oficializada y promovida por el Ministerio de Turismo.


Artículo: fenomenología del recuerdo


Las costumbres, la cultura y la personalidad son parte de lo que constituye la conciencia colectiva uruguaya, que, de alguna forma, pasa de generación en generación a través de la herencia cultural.


A pesar de que el país y cada lugar en él cambien físicamente, se mantiene esa esencia que nos define y nos une como uruguayos. Pero, si el lugar se modifica, ¿dónde se halla esa conciencia colectiva?


Si el suelo que pisamos o la frontera que nos contiene es la definición física de lo que nos une, el recuerdo es su definición intangible. Podemos vivir en un lugar, pero solo los recuerdos nos permiten sentirlo como un hogar. El pasado se vuelve, de forma inamovible, el lugar donde se encuentra nuestra infancia, nuestra identidad y nuestras raíces.


El recuerdo, sin embargo, no se limita a narrar hechos, también guarda impresiones. La Declaratoria de la Independencia, por ejemplo, es un recuerdo que da forma a nuestro deseo de libertad, y se vuelve una imagen fundante de nuestra memoria colectiva.


Esa memoria se expande como lo hace el espacio que habitamos: cada metro físico de expansión multiplica de forma exponencial los puntos en común con los demás. En nuestra casa compartimos recuerdos con nuestros hermanos; si extendemos el espacio una cuadra más, el almacén de la esquina entrelaza las memorias de todo un barrio. Si lo ampliamos aún más, aparece una escuela, donde se acumulan recuerdos de muchas generaciones, y un símbolo tan sencillo como una túnica blanca y una moña azul despierta una imagen en la memoria de cada uruguayo.


Así, cuanto más se expande el espacio, más puntos de encuentro aparecen. Los lugares cambian, las esquinas se transforman, las casas se renuevan y el recuerdo se muda para habitar la memoria. En ese entrelazamiento de imágenes individuales y colectivas es donde se construye el tejido de memorias que, al ser compartidas, nos dan la certeza de pertenecer.


Diego S. Correa


Noche de la Nostalgia


Hagamos que esta noche sea también un lindo recuerdo, tan nuestro como mirar la lluvia y pensar en tortas fritas. Y recordá: si tomás, no manejes.


Te invitamos a compartir en los comentarios qué libros, lugares o experiencias despiertan tu nostalgia, ya sea a nivel individual o colectivo.


Ediciones del Garaje



 
 
 

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